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domingo, 10 de julio de 2016

El ángel del exterminio,
aparece con sus alas rotas
dejando un camino de sangre,
allí por donde pasa.
Bendice el sueño de los justos
y se regocija en las pesadillas
de los pobres de espíritu.
Oh ángel, me inclino
ante tu sufrimiento.
Se que lloras todas las noches
a la luz de una tenue vela,
deseando que el amor no desaparezca.
El ángel del exterminio destruye
todo lo que le molesta,
incendia todo lo que le quite el sueño.
Vive en una eterna contradicción
de destruir para crear,
para que el mundo nazca otra vez.
Pero el ángel del exterminio
quiere exterminarse a si mismo,
para volver a nacer
y empezar de nuevo.


Seré la que se incline
ante el sol cuando caiga
la lluvia en verano.
Seré la primera en desaparecer
cuando se agote lo poco
que queda del amor en la tierra.
Finalmente prendí fuego mi fe,
pero sus cenizas
quedaron a un costado
debajo de mi cama.
Algún día el viento otoñal
se las llevará.
Ya no hay nada por hacer,
ya no hay nada por sentir.
Solo me inclinaré ante el sol
cuando caiga la lluvia
en un día de verano.


miércoles, 6 de julio de 2016

Mi corazón no entendió
mis advertencias.
Sentí haber enterrado
mis esperanzas,
creí haber incendiado mi fe.
Ahora viene el sol
a estorbar en mis ojos
y me obliga a mirar
esos sentimientos
que quiero arrojar
al fondo del océano.


domingo, 3 de julio de 2016

El invierno se esconde
detrás de la ciudad.
Aunque el sol se haya ocultado,
el aura que rodea tu sombra
alumbra estas calles crepusculares.
Deja que me pierda
en el sonido de tus palabras,
que parecen calmas como el océano.
Deja que me pierda
en la palidez de tus pensamientos
y poder encontrarme
en tus infinitas pupilas.
El invierno reparte caos a su alrededor
y solo encuentro refugio
en tu misteriosa presencia.



Estoy en una esquina de mi oscuridad,
viendo como mi alma desespera.
Desespero y me siento bien.
Tengo un poco de oscuridad
para alumbrar la luz.
La luz se escapa de mis manos,
al igual que mis palabras
atoradas en la garganta.
Mi corazón se bloqueó
cuando iba a dar su último latido.
Un cielo índigo se esparce ante mis ojos.
Ahí es cuando veo pasar mi alma
que se retuerce en la desesperación.
La lluvia arrastra mis delirios

y yo me ahogo en el sueño de Morfeo.