“El collar de oro”(*)
Melissa iba a dar su primer concierto de ópera en el Teatro Colón,
llevaba meses practicando las canciones que iba a cantar, pasaba catorce horas
cantando todos los días. Ella era admirada por su voz que sabía cómo erizar la piel
de las personas y que además era tan cálida como el sol. Esa misma noche iba a
cantar Carmen y O’solemio.
Ella había empezado a cantar cuando tenía siete años, fue a
muchos profesores de canto y ninguno creía que ella tuviera la capacidad para
llegar a ser una cantante de ópera porque su voz era fina y casi siempre se
quedaba afónica por forzar demasiado sus cuerdas vocales, pero ese mismo día
ella deseaba que sus profesores que tuvo cuando era una niña estuvieran allí para
oírla cantar. Su madre para ese día le había regalado una cadena de oro que
tenía una medalla del mismo material donde tenía grabado una nota musical.
-Melissa, este collar era de tu abuela. Ella también sabía
cantar pero nunca llegó a ser una cantante de ópera como vos-. Le dijo su madre
mientras le ponía el collar y este se veía tan brillante como la luz del sol.
-Gracias mamá-. Dijo la joven, mientras se arreglaba su peinado
recogido en un elegante rodete con algunos de sus rizos sueltos. Se despidió de
su madre y se dirigió al escenario donde la orquesta y la multitud la esperaban.
Caminaba despacio sintiendo un pequeño nudo en el estómago y su vestido color
marfil que le llegaba hasta los tobillos, se movía de manera elegante a su
alrededor. Cuando llegó, empezaron a tocar los instrumentos y ella comenzó a
cantar Carmen.
Las personas estaban maravilladas con la voz de Melissa, ella se
sintió un poco aliviada porque sabía que estaba cantando bien y su nudo en el
estómago comenzó a aflojarse. Pero entonces…
Las caras de las personas se volvieron pálidas, como si hubiesen
visto un fantasma y exclamaban con
asombro lo que estaban viendo. Melissa seguía cantando ignorando aquello,
pensando que tal vez se había equivocado en la letra de la canción o que tal vez
lo estaba haciendo tan bien que la gente se sorprendía, pero en realidad su voz
hacia que el escenario, los instrumentos, el suelo alfombrado, el techo
abovedado y las butacas comenzaran a convertirse en oro...como el collar de su
abuela. Melissa entonces se dio cuenta de lo que estaba
pasando pero no quiso dejar de cantar quería ver que otras cosas podían
convertirse en oro. Algunas personas aplaudían y otras no sabían si salir
corriendo del lugar o levantarse y aplaudir. De repente los espectadores no
podían mover sus pies del suelo y se dieron cuenta que ellos estaban
transformándose en estatuas de oro. Melissa seguía cantando y cantando, y
entonces la orquesta dejó de tocar. Cuando ella terminó la canción, se encontró
en un teatro de oro, parada sobre un escenario de oro, con una orquesta hecha
de aquel material y frente a unas estatuas doradas con sus rostros horrorizados
y todo a su alrededor brillaba, como los rayos del sol, como el collar de su
abuela.
(*) Cuento viejo, escrito hace un par de años. Debo corregirlo.
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