Escenario
onírico 3: Verano
Me
encontraba en lo que aparentaba ser un desierto, el sol brillaba como una
inmensa bola de fuego. Mis pies ardían sobre la arena, infinita arena dorada.
Comencé a caminar en busca de algo, no sé de qué, quizás agua o algún refugio.
Creí haber
caminado días aunque tal vez hayan sido un par de horas, si es que existe el
tiempo en este lugar. Mis piernas estaban cansadas como si hubiese arrastrado
enormes cadenas en mis pies. No había forma de esconderse del calor y de la cegadora luz del sol.
En un
momento visualicé a lo lejos algo cristalino y enorme en la arena que parecía moverse.
Me fui acercando más y más a lo que parecía ser agua, una laguna. Por fin,
había encontrado algo para calmar mi sed. Fui corriendo hasta llegar a la
laguna pero al sumergir mis manos en el líquido, de repente lo que parecía ser un
lago cristalino se había convertido en una laguna roja.
Lo que había entre mis
manos no era agua, era sangre. Roja, oscura, espesa y de fuerte olor. Levanté
mi vista y vi a mi alrededor animales muertos, despedazados. Camellos, coyotes,
zorros. Me aleje espantada de ese lugar.
Corrí y
corrí por el desierto hasta que una enorme serpiente se cruzó en mi camino dispuesta
a atacarme mostrándome sus afilados dientes llenos de veneno. Cuando la
serpiente saltó para morderme, todo desapareció a mí alrededor.
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