Me siento al borde de la oscuridad.
Pierdo mis alas con el paso del tiempo,
a medida que sopla el
viento.
Las viejas heridas se abren
en mi piel aun virgen.
Siento como las sombras
desnudan mi alma de a poco
y muy lentamente.
Siento la noche,
encima de mi cuerpo,
poseyéndome.
Incendiándome.
Pierdo mis alas.
Se queman.
Se esparcen.
Desaparecen.
Y junto con ellas,
mi alma se va.
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