Escenario onírico 1: Invierno
Creo que estoy en un bosque, hace frío, lo sé por las ramas de los robles que están
congeladas. El pasto se mezcla con la nieve, mis pies se endurecen a cada paso
que doy. Mis ojos solo miran la luna llena y las nubes que intentan ocultar esa
suave luz que desprende. Todo es tan calmo y el invierno se siente tan
pacífico. De repente oigo un llanto y gemidos.
Mi vista se dirige
al lado derecho del bosque...de allí viene el sonido. Mis pasos congelados avanzan
unos metros. Allí veo sentada en la nieve a una mujer de largo cabello oscuro,
con una manta que cubre su espalda, está
amamantando. Pero la criatura que está succionando su leche, no es un bebé, es
un lobo, un cachorro. Me acerco un poco más para observar mejor, me quedo a un
costado mirando a la mujer de frente, esta desnuda, llora por el dolor que le
causa el cachorro al beber la leche de su seno y morder su pezón. De su pezón
cae un hilo de sangre. Su dolor se mezcla con la satisfacción de alimentar
a aquella criatura. Su llanto se mezcla con pequeñas risas que
suelta por momentos.
Sin embargo esto es
extraño, debo preguntarle a esa mujer por que está haciendo eso, me acerco
despacio y le digo “¿Por qué estás alimentando a un cachorro si esta lastimándote?”.
La mujer levanto su vista lentamente, sus ojos oscuros me miraron como si
hubiera preguntado una tontería, ella dijo “¿No lo sabes? Satisfacer a otros a
veces causa un placer intensamente doloroso.” Me quede mirándola un rato, la
mujer siguió amamantando. Miré la luna una vez
más pensando en sus extrañas palabras, ¿placer?, ¿dolor?, ¿todo eso va
junto como si fuera una sola cosa?, ¿hasta qué punto es placentero ese dolor de
complacer, satisfacer?, ¿cuáles son los límites de ese dolor? Cuando baje mi
vista la mujer ya no estaba, me encontraba sola de nuevo en medio del inmenso
bosque bañado de la luz plateada de la luna, rodeada de robles y nieve mezclada
con pasto.
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